....en las clases: “el sol se pone” era la forma de recriminarme cuando no respondía a sus expectativas; pero no recuerdo que subiese el tono o la reprimenda, y siempre me he preguntado si conocía nuestro len-guaje de signos con los que salíamos de apuros en las dificultades sin que “aparentemente” los profes se percatasen.
....en las actividades: supongo que otros condiscípulos mencionarán cómo en las veladas de Navidad y fin de curso pudo sacarse la espinita aprovechando para intro-ducir el uso de la “lingua galega” y del folklore como actividad cultural.
....a nivel personal: conservo una carta con la que me contestó agradecido y emocionado por haberme acordado de él cuando, al terminarla carrera, le envié una foto con la beca de licenciada... creo que debí sentir y considerar que había sido mi profesor y se lo debía.