Era duro, pero ejemplar en su dedicación y en su empeño por darnos una educación extraordinaria, imposible de olvidar
En 1956 comencé mis estudios en el Colegio Fingoy, fundado por el empresario Don Antonio Fernández para la educación de sus hijos, los hijos de sus amigos, los hijos de los trabajadores del centro y los de quien pudiese pagarlo. De su dirección se encargó Don Ricardo Carballo Calero (Don Ricardo), que estuvo preso dos años en Jaén al acabar la Guerra Civil por su pertenencia al Ejército Republicano, y fue liberado en 1941.